EPOC – Enfermedad pulmonar obstructiva crónica: Bronquitis crónica y enfisema

TRATAMIENTO.

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Medidas generales en el tratamiento de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica
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Los objetivos del tratamiento de la EPOC, siendo éste un proceso poco reversible por definición, se basan en mejorar la sintomatología de los pacientes, intentar evitar su deterioro progresivo, mejorar lo máximo posible la función pulmonar y la calidad de vida en general.

MEDIDAS QUE AUMENTAN LA ESPECTATIVA DE VIDA:

Abandono del tabaco. Es la mayor prioridad en el cuidado de los pacientes con EPOC y supone la medida terapéutica más importante en todos los estadios y grados de la enfermedad. El dejar de fumar evita la pérdida acelerada y progresiva de función pulmonar. Sobre el tabaquismo en general y su tratamiento, se puede consultar el apartado a ello destinado en esta misma página.

Oxigenoterapia domiciliaria. Consiste en el aporte adicional de oxígeno a los pacientes que, porque su EPOC está ya muy avanzada, presentan unos valores muy pobres de oxígeno en la sangre (menores de 55 mmHg). El aporte se lleva a cabo mediante diferentes sistemas (bombona, concentrador u oxígeno líquido) que liberan el oxígeno a través de unas gafas de plástico que el paciente fija a su nariz. La oxigenoterapia domiciliaria administrada durante más de 16 horas diarias que incluyan las horas de sueño, ha demostrado ser capaz de prolongar la supervivencia de enfermos con EPOC muy evolucionada.

TRATAMIENTO SINTOMÁTICO Y REHABILITADOR.

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Medidas específicas en el tratamiento de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica

Broncodilatadores. Los pacientes con EPOC presentan disnea, que en parte puede ser atribuida a la obstrucción de las vías aéreas y que puede responder y mejorar con el empleo de broncodilatadores, aunque no de forma tan clara y espectacular como en el caso del asma. Como idea general, cabe decir que los inhaladores son recomendables en esta enfermedad y que su uso aconsejable es por vía inhalatoria. Los errores cometidos con mayor frecuencia en el uso del tratamiento broncodilatador proceden en casi todos los casos de una utilización incorrecta de los sistemas de inhalación. Las normas para su uso adecuado pueden ser consultadas en el capítulo que aparece en esta misma página.

Existen diferentes tipos de fármacos broncodilatadores: Los beta-agonistas de acción corta o larga, los anticolinérgicos y las metilxantinas (la teofilina por ejemplo). La elección de uno u otro y su correcta dosificación deben ser decididas por un médico que con posterioridad pueda juzgar la efectividad del tratamiento y reconocer sus efectos secundarios.

Corticoides inhalados. Inicialmente se había pensado que podrían ser útiles en prevenir la progresión de la enfermedad, pero los ensayos clínicos realizados con la intención de demostrarlo han ofrecido resultados negativos en todos los casos. Sí parece que en pacientes con una obstrucción grave, empleados a dosis altas, pueden disminuir el número de agudizaciones y proporcionar cierta mejoría en los síntomas. En todo caso, su empleo no debe ser indiscriminado y su indicación debe ser valorada por un médico especialista.

Rehabilitación respiratoria. Los pacientes con EPOC sufren una limitación progresiva por su disnea, que en un principio afecta a las actividades deportivas y laborales, aunque con posterioridad puede extenderse a las simples tareas cotidianas. La falta de actividad conlleva que la musculatura se debilite por falta de uso y ello provoca que el paciente entre en un auténtico círculo vicioso. Los métodos utilizados en rehabilitación respiratoria son: readaptación al ejercicio, reeducación respiratoria y entrenamiento de los músculos respiratorios. Tienen como objetivo mejorar en medida de lo posible la disnea del paciente para que éste pueda reincorporarse a las actividades que su enfermedad le ha hecho abandonar.

Mucolíticos y expectorantes. Destinados a mejorar la hiperproducción de moco que sufren los pacientes con EPOC, su empleo puede en algún caso mejorar la tos y expectoración características de este proceso.

Vacunas. La vacuna antigripal, que tiene una eficacia en torno al 70%, debe se empleada de forma sistemática en pacientes con EPOC, ya que consigue disminuir la mortalidad y el número de crisis que durante las epidemias sufren estos pacientes. Asímismo, está indicada la vacuna antineumocócica (el neumococo es el principal causante de neumonía en estos pacientes), que se administra en una única dosis que confiere protección a un número elevado de enfermos durante 5 años.

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