Denlinger LC, Phillips BR, Ramratnam S, Ross K, Bhakta NR, Cardet JC, Castro M, Peters SP, Phipatanakul W, Aujla S, Bacharier LB, Bleecker ER, Comhair SA, Coverstone A, DeBoer M, Erzurum SC, Fain SB, Fajt M, Fitzpatrick AM, Gaffin J, Gaston B, Hastie AT, Hawkins GA, Holguin F, Irani AM, Israel E, Levy BD, Ly N, Meyers DA, Moore WC, Myers R, Opina MT, Peters MC, Schiebler ML, Sorkness RL, Teague WG, Wenzel SE, Woodruff PG, Mauger DT, Fahy JV, Jarjour NN; National Heart, Lung, and Blood Institute’s Severe Asthma Research Program-3 Investigators.
Am J RespirCrit Care Med. 2017 Feb 1;195(3):302-313. doi: 10.1164/rccm.201602-0419OC.
[PubMed] [TextoCompleto]
Abstract
RATIONALE:
Reducing asthma exacerbation frequency is an important criterion for approval of asthma therapies, but the clinical features of exacerbation-prone asthma (EPA) remain incompletely defined.
OBJECTIVES:
To describe the clinical, physiologic, inflammatory, and comorbidity factors associated with EPA.
METHODS:
Baseline data from the NHLBI Severe Asthma Research Program (SARP)-3 were analyzed. An exacerbation was defined as a burst of systemic corticosteroids lasting 3 days or more. Patients were classified by their number of exacerbations in the past year: none, few (one to two), or exacerbation prone (≥3). Replication of a multivariable model was performed with data from the SARP-1 + 2 cohort.
MEASUREMENTS AND MAIN RESULTS:
Of 709 subjects in the SARP-3 cohort, 294 (41%) had no exacerbations and 173 (24%) were exacerbation prone in the prior year. Several factors normally associated with severity (asthma duration, age, sex, race, and socioeconomic status) did not associate with exacerbation frequency in SARP-3; bronchodilator responsiveness also discriminated exacerbation proneness from asthma severity. In the SARP-3 multivariable model, blood eosinophils, body mass index, and bronchodilator responsiveness were positively associated with exacerbation frequency (rate ratios [95% confidence interval], 1.6 [1.2-2.1] for every log unit of eosinophils, 1.3 [1.1-1.4] for every 10 body mass index units, and 1.2 [1.1-1.4] for every 10% increase in bronchodilatory responsiveness). Chronic sinusitis and gastroesophageal reflux were also associated with exacerbation frequency (1.7 [1.4-2.1] and 1.6 [1.3-2.0]), even after adjustment for multiple factors. These effects were replicated in the SARP-1 + 2 multivariable model.
CONCLUSIONS:
EPA may be a distinct susceptibility phenotype with implications for the targeting of exacerbation prevention strategies. Clinical trial registeredwith www.clinicaltrials.gov (NCT 01760915).
COMENTARIOS (Revisor Dr. Luis Pérez de Llano)
Contamos con muchos estudios que han examinado factores de riesgo para exacerbaciones en asma. Entre ellos se han establecido mal control actual, al menos una exacerbación en el año previo, eosinofilia en sangre, valores elevados de FENO, infratratamiento con CIs, FEV1 bajo, problemas psicosociales y comorbilidades.
En este estudio, el grupo SARP evalúan posibles factores (clínicos, fisiológicos, inflamatorios y en cuanto a comorbilidades) que se asocian con un fenotipo que denominan “de predisposición a exacerbaciones” (FPE), definido como al menos 3 exacerbaciones anuales, en una población de 709 adultos y niños mayores de 6 años. Encontraron que el 24% de los pacientes tenían un FPE (se debe aclarar que la mayoría de los individuos que forman esta cohorte estaban siendo tratados con dosis altas de CI + segundo controlador). Como es lógico, se encontró una relación significativa entre gravedad del asma y la pertenencia a un FPE. Sin embargo, el 37% de los asmáticos graves no tenía exacerbaciones y, por contra, el 12% de pacientes con EPA no eran graves. En el análisis multivariante, la eosinofilia en sangre, el IMC, la respuesta al test broncodilatador, y la presencia de RGE y de rinosinusitis crónica se asociaron con la frecuencia de exacerbaciones. Valores elevados de FENO no se relacionaron con mayor frecuencia de exacerbaciones.
Los autores defienden la caracterización del FPE como un fenotipo de asma bien diferenciado en base a las discordancias con la gravedad de la enfermedad. Dicho de otra forma, gravedad no implica necesariamente riesgo de exacerbaciones.
Cabe preguntarse qué implicaciones clínicas tiene la distinción del FPE. No tenemos una caracterización de pacientes con asma grave en lo referente a sus necesidades clínicas (mejoría sintomática, reducción de exacerbaciones, etc). La mayor ventaja de los nuevos tratamientos monoclonales anti-IL5 es la reducción de exacerbaciones. Por lo tanto, podría ser que la caracterización del FPE pueda ayudar a identificar qué pacientes se benefician más de esta terapia.